Hoy he tenido la satisfacción de compartir una tarde con la profesora Carmen Agulló en la sede Universitaria de Ontinyent. Hemos recibido la visita de los alumnos de Unimajors de Gandia que previamente han visitado el refugio antiaéreo de la Pobla del Duc, con las magníficas aportaciones de Antonio Calzado. También han podido visitar los refugios de Ontinyent acompañados por el historiador Àngel Cambra.
Los alumnos de Gandia han conocido los pocos vestigios de la guerra civil en la ciudad de Ontinyent pero han visitado el aula museo de la II República donde se valora el proyecto educativo republicano de la mano de Carmen Agulló, profesora de la Universitat de València. Este proyecto, en el cual se recupera la memoria escolar y educativa, no podía tener un mejor entorno que la misma sede universitaria de Ontinyent, es decir, la primera escuela pública construida en nuestra ciudad durante la República en paz. No se construirá otra hasta 1964.
La actividad se ha completado con la proyección del documental «las mamás belgas», en el mismo edificio universitario, donde he podido establecer un intercambio de opiniones y exponer mis nuevas investigaciones sobre la creación del Hospital Militar Internacional.
Los alumnos de unimajors han conocido la experiencia de estas mujeres que vinieron a Ontinyent para apoyar a la II República y luchar contra el fascismo.
De nuevo he podido defender y argumentar que, más allá de la presencia en Ontinyent de las mamás belgas, el Hospital Militar Internacional es una muestra de como esta infraestructura sanitaria tenia un papel fundamental durante la República en guerra. Esta circunstancia fue silenciado por las luchas politicas, hecho que, obviamente, se reprodujo durante el franquismo y que durante la democracia todavía no figuraba en el discurso de la guerra civil en el conjunto de retaguardia republicana valenciana. Es ahora cuando con las publicaciones, conferencias sobre del hospital y la proyección del documental estoy situando el Hospital Militar Internacional en el lugar que debe ocupar. Se trata pues de evidenciar y dotar de la visibilidad que se merece esta iniciativa creada e impulsada por el socialismo internacional, como lo han sido otros hospitales de la retaguardia republicana.
Un ejemplo de lo que acabo de decir lo ha reafirmado uno de los espectadores, el cual quedó sorprendido al enterarse que las camas que aparecen en el documental eran las mismas que él utilizó cuando se quedaba interno en este col·legio durante su adolescencia. Nadie le dijo que el colegio donde él estudiaba durante la década de 1950, fue Hospital Militar Internacional durante la Guerra Civil. Este espectador tiene 70 años. Esta fue la misma reacción de otro adolescente, estudiante de bachiller en el IES Jaime I de Ontinyent, que en una de tantas proyecciones, durante el año 2017, identificó que aquellas camas también las utilizó cuando estudiaba secundaria en el Colegio de la Concepción.
Afortunadamente la tarea de recuperación de los espacios de la memoria democrática de la ciudad de Ontinyent, van más allá de las visitas a los refugios con el simulacro de bombardeo. Además de convertirlo en un atractivo turístico, con iniciativas llevadas a cabo por la Universitat de València como la que he participado esta tarde, facilitan la construcción, recuperación, mantenimiento y transmisión de un conocimiento sobre la experiencia democrática que fue atacada y destruida por el ejército sublevado de Franco. El aula de la II República y el documental «Las mamás belgas» nos dan la oportunidad de analizar, reflexionar sobre de la solidaridad entre las personas, los valores sobre los cuales se construye la libertad, la justicia, la igualdad, el pluralismo político, la paz, la democracia y en definitiva los derechos humanos. Si con esta actividad he podido contribuir a este objetivo, la repetiré donde haga falta.