El Hospital Militar Internacional de Ontinyent incorporó nuevas técnicas y tecnología en los servicios que prestaba a los heridos como fue el de transfusión de sangre, rayo X, fisioterapia y el de anestesia.
El uso de la anestesia en el hospital de Ontinyent no es una novedad ni ningún hecho importante a considerar como tal, a pesar de que tiene el valor añadido porque se consiguió gracias al esfuerzo de organizaciones inglesas. Al mismo tiempo permitió incluir nuevas técnicas en este servicio médico. Este esfuerzo económico se valoró muy positivamente por las organizaciones sindicales internacionales, consiguiendo una dotación sanitaria excelente, gracias a las aportaciones de los trabajadores y trabajadoras internacionales.
En este contexto de colaboración y apoyo a la República Española así como la lucha contra el fascismo en Europea, se acordó la dotación en el Hospital Militar Internacional de Ontinyent, de una máquina para la administración de anestesia, la cual debía hacer memoria del Brigadista Internacional Raymond Arthur Cox ,natural de Southamton, Gran Bretaña, muerto en Boadilla del Monte. Para rendir un homenaje a este joven brigadista, desde las organizaciones sindicales inglesas, pero sobre todo las organizaciones sindicales y políticas de su pueblo natal, se desarrolló una campaña de recogida de dinero por la compra de una máquina que tenía que llevar el nombre de Ray Cox. Los trámites para poder llevar a cabo esta adquisición coincidieron con los momentos en que se estaba creando el Hospital Militar Internacional de Ontinyent. Así se desprende de la correspondencia de Walter Schevenels con el Consejo Conjunto de Southampton, donde se explica las trabas y las condiciones del envío de la mencionada máquina. Además, parece que en un primer momento esta máquina tenía que ir destinada en otro hospital de Madrid, a pesar de que su destino final fue el hospital de Ontinyent. Según la correspondencia consultada en junio de 1937 estaba operativa en el hospital de Ontinyent. La propuesta, de apoyar a la República, se concretó en la adquisición de un aparato de anestesia gracias a los consejos del Dr. Sakoshansky miembro asesor del Consejo Conjunto de Southamton. La primera opción planteada fue adquirir un pequeño laboratorio que se tenía que instalar en una ambulancia. Al final se optó por la compra del aparato para poder administrar la anestesia.
Desde Southampton se enviaron 250 libras esterlinas, para poder adquirió la máquina. La propuesta para abaratar los costes y garantizar la llegada de los productos que necesitaba la máquina, hizo que se comprara a París.