LA FIESTA DE LA INFANCIA. ONTINYENT 1937

Con la celebración de la fiesta de los niños y las niñas impulsada por el Ministerio de Instrucción Pública, se pretendía, de acuerdo con la disposición firmada por Wenceslao Roces, entonces subsecretario de Instrucción Pública, repetir la experiencia de 1936 y abrir una suscripción nacional que encabezaba el Ministerio de Instrucción Pública con ciento mil pesetas. Los fondos recaudados iban destinados “a sufragar los gastos de la Fiesta de los niños”. Con esta disposición se pretendía crear una comisión de carácter nacional para su organización, así como otras comisiones especiales de carácter regional en Madrid, Cataluña y València.

Hay que destacar que la Constitución de 1931 en su capítulo II dedicado a la familia, economía y cultura, establecía en el artículo 43 que “El Estado prestará asistencia a los enfermos y ancianos y protección a la maternidad y a la infancia haciendo suya la “Declaración de Ginebra” o tabla de los derechos del niño”.

La comarca de la Vall d’Albaida y en particular la ciudad de Ontinyent, acogió un buen número de niños y niñas tanto en régimen familiar como colectivo. En Ontinyent se ubicaron las colonias de Santa Bárbara, San Vicente, La Maiansa, Morera, El Alba y El Balneario de la Salud donde estaba la colonia del Colegio Nacional de Ciegos de Madrid. También hubo numerosas familias que acogieron a los “niños de Madrid” como popularmente se los ha conocido, muchos de ellos se quedaron en Ontinyent o mantuvieron estrecha relación con las familias acogedoras durante muchos años, después de haber finalizado la guerra. Esta era una realidad que se repetía en la comarca con la acogida familiar o en colonias en pueblos como Albaida, Atzeneta, Agullent, Bellús, Bocairent, Benigànim, Castelló de Rugat, Fontanars, Llutxent y Quatretonda,

En el caso de Ontinyent, esta fiesta de los niños, se concretó en “la semana de niño” organizada por el comité comarcal de “Socorro Rojo Internacional” y por los actos llevados a cabo por Solidaridad Internacional Antifascista y la Federación Local de Sindicatos.

El acto organizado por SRI contaba con una doble sesión celebrada al Teatro Echegaray en la que por la tarde se programó una revista de actualidad, la proyección de la película El Circo y a continuación se repartieron juguetes y cuentos. El mismo día por la noche se mantuvieron los dos primeros actos de la tarde sustituyéndose el resto por un recital de poesías por parte de niños dirigidos por un miliciano de la cultura del hospital militar Internacional. En el Hospital Militar Internacional había presencia de milicianos de la cultura entre los cuales se encontraba Alberto San Roman Rouger, secretario del Colegio Nacional de Ciegos de Madrid y dos mujeres Luisa Agut Armer estudiante de Ciencias en València encargada de la biblioteca que disponía el hospital. Otra de las milicianas de la Cultura que estuvo trabajando en el hospital militar fue Rosa Garcia Lehardi de la cual solo tenemos conocimiento de su nombre. El acto continuó con la intervención de la delegada del Comité Provincial que dio a conocer la tarea del SRI. Finalizó la velada con la actuación de “El camarada Castejón” herido de guerra con canciones variadas.

El Productor, semanario anarquista que se editaba en Ontinyent, en el número correspondiente al 25 de diciembre de 1937, publicó la nota de prensa “Función Benéfica” dejando constancia de la recaudación de dinero en el acto celebrado a Teatro Revolucionario en el que intervinieron “diferentes alumnos de las Escuelas Racionalistas, enfermeras del Hospital Militar y heridos de guerra”. Entre donativos y la recaudación de la taquilla se recogieron 500 pesetas. La administración del hospital aportó 50.

En la nota publicada en El Productor vemos como el compromiso de las enfermeras del hospital, entre las cuales se encontraban las conocidas “mamás belgas” va más allá de sus tareas sanitarias implicándose y participando en aquellas actividades organizadas por los sindicatos y partidos políticos de la ciudad de Ontinyent.

De este modo en la ciudad de Ontinyent se cumplía aquello que recomendaba la norma, celebrándose esta fiesta i “llevando por medio de reparto de juguetes y cuentos…la alegría a las escuelas y colonias donde se concentran los hijos de nuestros combatientes…”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

[1] Gaceta de la República núm. 343 del 9 de decembre de 1937

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