FORMACIÓN DE LAS ENFERMERAS. HOSPITAL MILITAR INTERNACIONAL DE ONTINYENT.

Para disponer de enfermeras formadas y capacitadas para desarrollar su tarea profesional, la República en paz desarrolló una tarea de reconocimiento y consolidación de la formación y profesionalización de los estudios de enfermería. El esfuerzo dedicado en este sentido no será suficiente sobre todo por la carencia de tiempo para llevarlo a cabo, con el impedimento que supondrá el inicio de la guerra civil. Era complicado disponer de enfermeras formadas y capacitadas para poder atender los servicios sanitarios de los hospitales durante el conflicto armado, sobre todo cuando se trataba de un servicio atendido por las monjas que, obviamente, en la zona leal en la República no prestaron (López: 2016. p. 127).

A pesar de estas dificultades, el Ministerio de Sanidad resolvió esta carencia de enfermeros, con la organización de cursos de formación en la Escuela de Enfermeras de la Facultad de Medicina de València así como otras entidades y organizaciones para poder dar una respuesta satisfactoria y rápida. Este fue también el caso del HMIO organizando una escuela de enfermería para conseguir nuevas enfermeras capacitadas y a la vez lograr la especialización en las formadas. Uno de los colaboradores del Dr. Albert Marteaux, el socialista Eugéne Kerten resolverá esta necesidad con la creación de las dos escuelas de enfermería. (Rayet: 1999, p. 174).

Remedios Santamaria Penalba, auxiliar de enfermería ontinyentina que recibió formación para poder trabajar en el hospital, explicaba que la primera selección de mujeres que tenían que recibir la formación como enfermeras se llevó a cabo en las escuelas de San Carlos y que su formación la completó con el libro La Enfermera Moderna. La acumulación de trabajo en el hospital hacía que alternaran el tiempo de formación con la atención a los enfermos y heridos de manera continua, teniendo que estudiar por las noches en casa, usando estrategias para poder tener luz y estudiar sin contradecir las normas de seguridad y defensa pasiva. Remedios Santamaria Penalba estudiaba por la noche, de cara en el hogar de su casa, cubriendose  con una manta para evitar la luz, siguiendo las indicaciones del Comité de  Defensa Pasiva.[1]

Nieves Santamaria Penalba, a pesar de que llevaba los mismos apellidos que Remedios, no eran hermanas, pero si primas, ha diferencia de su prima si que ha conservado el libro «Manual de la Enfermera Hospitalaria» utilizado en su formación[2]. Este libro se usó para formar las enfermeras de la Cruz Roja francesa y la Unión de Mujeres de Francia. Se ha podido consultar una segunda edición del año 1937, usada por Nieves. En esta edición, hay una nota del editor español en la que se incluye un apartado en lo referente a la administración militar, que en la primera edición consideraron eliminar, pero que la volvieron a incorporar en la de 1937, porque las circunstancias de la guerra obligan a adaptar contenidos relacionados con la atención a los heridos de guerra y a la administración militar.

Para hacernos una idea enumeraré los capítulos referidos a la formación de las enfermeras, que están incluidos en este libro:

  • Elementos de anatomía y fisiología.
  • Cirugía menor y cuidados de los heridos.
  • Elementos de Higiene.
  • Microorganismos patógenos. Parásitos. Profilaxis de las enfermedades infecciosas. Desinfección, suero y vacunas.
  • Nociones generales sobre las enfermedades.
  • Tuberculosis
  • El cáncer, enfermedad social.
  • Cuidados de los enfermos.
  • Alimentación dietética y cocina para regímenes
  • Puericultura.
  • Nociones usuales de farmacia.
  • Administración militar.
  • La enfermera y la guerra química.

Hay que destacar la introducción, la cual está referida a la misión y funciones de la enfermera hospitalaria, dejándolas claras en el segundo párrafo: «La misión del médico es dirigir y prescribir lo necesario; la de la enfermera consiste únicamente en ajustarse a la dirección dato y en ejecutar o hacer que se ejecuten las prescripciones» En este manual se considera que la enfermera tenía que desarrollar una actitud tanto física como moral hacia el enfermo, inspirando confianza y tener en consideración las limitaciones del enfermo a la vez de su aposento en la habitación, la higiene, el trato, etc. Para finalizar resume las funciones de la enfermera dirigiéndose a ellas diciendo que «no olvidéis jamás lo curso de vuestra noble misión, que tenéis en vuestras manos la vida del enfermo que se os ha confiado, y que a su lado vuestro papel se lo de una madre o el de una hermana»[3]  Más adelante, regresando a las funciones de las enfermeras y en relación con la moral profesional, establecía este manual  que “en las relaciones con los enfermos o heridos debe ser siempre dulce y paciente y evitarles toda fatiga inútil y toda preocupación. Todo tono de mando exagerado debe ser proscrito en una sala de enfermos; hace falta inspirarles confianza y, en la medida de lo posible, reemplazar cerca de ellos la afectuosa solicitud de los padres ausentes.” [4]

Gracias a la continua comunicación entre el Ayuntamiento de Ontinyent y la dirección del hospital, práctica suficiente común a la cual se ha hecho referencia anteriormente, hemos podido conocer como la dirección del hospital, le comunica en el ayuntamiento que «necesitamos para los cursillos de las enfermeras el hombre de plástico»[5] el cual solo utilizaría mientras se realizaban los cursillos mencionados. Des desde el ayuntamiento, informó al director del hospital, que «lo hombre de plástico está a su disposición en el local de las Escuelas Racionalistas sita en la Avenida de la Revolución donde puede pasar a recogerlo cuando lo estimo conveniente a fin de poder utilizarlo durante los cursillos de enfermeras que tienen que dar clase en ese hospital»[6]

A esta formación hay que añadir las clases de castellano para las enfermeras internacionales, aunque lo hablaban y otros recibieron algunas nociones antes de trabajar en Ontinyent, sobre todo las conocidas como «las mamás belgas». Se trataba de facilitar la comunicación con los heridos y enfermos.

Recibieron una mínima formación en Amberes, en la casa de Moses Kleinhaus, empresario del diamante, simpatizante del ideario comunista, por parte del Dr. Walter Blank, radiólogo de Colonia, de donde huyó de la persecución nazi para después trabajará en el hospital de Ontinyent (Doorslaer: 1995, p. 45).

Todas las enfermeras y auxiliares, tanto españolas como extranjeros tenían en común la carencia de formación que, como se ha dicho, se suplió, no solo con un curso inicial, sino también con otro de especialización, del cual, hasta la actualidad desconocen los sienta contenido.

A pesar de todo, llegaron enfermeras españolas y extranjeras con la titulación oportuna tal como se ha apuntado con anterioridad.


Bibliografia

López Vallecillo, M. Presencia social e imagen pública de las enfermeras en el siglo XX. Tesis Doctoral. Universidad de Valladolid. 2016.

Manual de la Enfermera Hospitalaria. Segunda Edición.Traducida por María de Corral, enfermera de la Cruz Roja Española. Espasa-Calpe, Madrid, 1937,

Rayet, E. Onteniente et la Guerre d’Espagne. Cahiers Marxistes. Cahiers marxiste. Brussel·les. Oct.-nov.1999, núm 213, pp. 145-178.

Van Doorslaer, R. Kinderen van het getto. Joodse revolutionairen in België (1925-1940) Amsab 1995

Van Doorslaer, R. Tussen wereldrevolute en joodse identitiet joden uit België in de Spaanse burgeroorlo. Cahiers de la Deuxièm Guerre Mondiel. Número espécial. 1995. Centre de Recerches et d’Estudis Historiques de la Seconde Guerre Mondial. Bruxelles. 1995.

[1] Remedios Santamaria Penalba. Entrevista realizada por Joan J. Torró, 15 de julio de 2001.

[2] Nieves Pascual Santamaria. Entrevista realizada por Joan J. Torró, 2 de mayo de 2016.

[3] Manual de la Enfermera Hospitalaria. Segunda Edición. Traducido del francés y anotado por maría de Corral, enfermera de la Cruz Roja Española. Segunda edición española. Espasa-Calpe, Madrid, 1937, p. 17-25

[4] Ídem pag. 797.

[5] AMO. CR. 1937/1. 6 de octubre de 1937.

[6] AMO. CR. 1937/1. 7 de octubre de 1937. Las Escuelas Racionalistas estaban ubicadas en el Centro Parroquial, en la avenida de la Revolución actual avenida del Comte Torrefiel.

 

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