CONSUELO MARTÍNEZ GONZÁLEZ. (1919-1972). Pudo conocer a «Las mamás belguas».

Nota preliminar:

Este fue el primer articulo que publiqué en mi nuevo blog. He visto que ha sido el más visitado y leido durante le poco más de año y medio que tiene vigente este blog. Ahora lo teneis en castellano. 

 

Consuelo Martínez González es hija de Roberto Martínez Úbeda y de Consuelo González Sanchis. Su padre, practicante y barbero muere en 1935. Es la pequeña de tres hermanas a pesar de que tenía dos hermanos, un mayor y otro más pequeño que ella; Ismael (1909) Trinidad (1912), Rosario (1915) y Rafael (1925). Su hermano mayor es quien continúa al frente de la barbería de su padre. En agosto de 1936 Consuelo cumplió 18 años. Esta mujer es mi madre. Cómo en muchos pueblos, cada familia tenía un mote, el de mi madre era “la seca” porque mi abuelo, es decir su padre, era barbero y tenía dos tarifas para afeitar afeitar, una más barata que la otra. Afeitaba la barba en seco o remojándola según la economía del cliente. Vivían en la calle Tomàs Vall 13, de Ontinyent, en el callejón que daba acceso en la iglesia de San Miguel. Esta calle era una de las principales de la ciudad de Ontinyent durante la década de los años 1930. En esta misma calle, Roberto Martínez Úbeda, tenía la barbería. El año 1922, concretamente el 22 de diciembre, hubo un accidente en la estación de trenes de Ontinyent al chocar un tren militar con otro de mercancías que permanecía parado. Los primeros a subir y atender a los heridos fue, según las crónicas del momento, el Dr. Cerdà, el farmacéutico Plano y el practicante Martínez, mi abuelo. Roberto Martínez Úbeda obtuvo, en la Universitat de València, el título de “Practicante para partos normales”. Su padre, Juan Martínez Vilana, era “maestro sangrador”. En la misma calle donde vivía la familia Martínez González también residía el médico Rafael Galiana Cerdà, que ejerció en el Hospital Militar Internacional que hubo en el Colegio de la Concepción y Convento de los PP Franciscanos. El Dr. Enrique Cerdà Micó, que también trabajó en el Hospital Militar Internacional, vivía en la misma calle. Otro vecino de mi madre era el abogado, químico y farmacéutico Jaime Miquel Lluch, el que fue director del Colegio La Concepción durante la II República convertido en Mutua Escolar. El maestro de escuela José Laporta Valls también formaba parte del vecindario. Otra persona que residió en esta calle fue lo tallista Alfredo Gomis Vidal. Era de València, vivió en Ontinyent y trabajaba en una fábrica de muebles curvados. Alfredo Gomis asumió responsabilidades políticas y al finalizar la guerra fue detenido, encarcelado y después de un juicio fue condenado a muerte y fusilado en Paterna. Uno de los vecinos, también vinculado a la familia de los Martínez González fue, Rafael Alcaraz Valls, sacrista de S. Miguel y amigo de mi abuelo Roberto.

Al estallar la Guerra Civil, Consuelo militaba en el Partido Comunista, sede que estaba frente a su casa. En la misma calle donde vivía también se encontraba la sede de las Juventudes Socialistas Unificadas y la de Socorro Rojo Internacional.

El conflicto armado obligó que la población civil realizara desplazamientos forzosos, huyendo de los bombardeos fascistas. Ontinyent, como muchos de los pueblos de la comarca, recibió gran número de niños y niñas acogidos en régimen familiar y en régimen colectivo en las colonias escolar. Una de esas niñas evacuadas fue Carmen Sánchez Tarin que permaneció en casa de mi madre hasta que finalizó la guerra. Compartieron el hogar con mi abuela, mis tías Rosario y Trine, incrementando así la familia en un miembro. En aquel momento el tío Ismael estaba en el frente. Familia.

Al finalizar la guerra la represión llegó a todas partes, la ciudad de Ontinyent no será una excepción. Era una ciudad que había estado leal en la República hasta el último momento. El tío Ismael, al volver de la guerra sufrió la represión. Permaneció cerrado a Gandia desde el 22 de diciembre de 1939 hasta el 27 de noviembre de 1941, momento en que será trasladado a la Modelo de València. Sufrió proceso sumarísimo que dictó sentencia el 19 de mayo de 1942 y condenado a 12 años y 1 día de prisión menor. Cómo solía pasar, eran los mismos vecinos los que lo denunciaron. En este caso fue Jaime Miquel Lluch, que sería alcalde de Ontinyent, y el médico Enrique Cerdà Micó. Es cierto que Rafael Alcaraz Valls atestiguó a favor de mi tío Ismael, afirmando que “ al iniciarse lo dicho Alzamiento, tenía escondida en el órgano de aquella iglesia un revólver, y viendo el peligro y la responsabilidad que corría de descubrirse este arma, recurrió al vecino Ismael Martínez González (hoy procesado, cuyo padre era amigo mío) para que retirará el arma de la Iglesia y se la entregará[1]” La declaración continúa diciendo que una vez pasado el peligro, Ismael le devolvió el revólver.

Pero la represión en Ontinyent tuvo su máximo cenit en la ejecución de 13 personas a las tapias del cementerio de Ontinyent, el 15 de diciembre de 1939. Fue una realidad que permaneció silenciada durante cuarenta años.

Fuentes orqales vienen a confirmar la implicación y compromiso política de Consuelo como es el caso de Rosariet, entonces enfermera del Hospital Militar Internacional de Ontinyent, la cual la define a Consuelo, «la seca», como una mujer mucho de izquierdas “era muy rojita”[2]. Lo mismo ocurrió con Manolo Gramage, el Tautero, que al preguntarle por la implicación política de Consuelo manifestó que iba vestida de miliciana. Manolo no sabía decir si llevaba pistola, pero si recuerda la funda en su cintura.[3] Maria Sanchis Mora la mujer de su hermano Ismael, remarcaba la implicación de Consuelo para interesarse por aquellos ontinyentins que estaban en el frente de guerra y de los que no se sabía nada o había sospecha de haber muerto [4]. Llegó la noticia; su hermano había muerto en el frente. Según explica Maria, marcharon hasta Castelló para confirmar que aquella noticia no era cierta. Marcharon Maria, su hijo y Consuelo hasta bien cerca del frente, donde tuvieron que refugiarse de las bombas fascistas en el hueco de la escalera del Ayuntamiento de Vilafamés, junto con la mujer del alcalde. Al final Consuelo encontró con vida a su hermano Ismael. Maria Sánchis Mora recuerda como la cuñada le dijo; “¡Ves como tu marido no está muerto!”

La actividad política de Consuelo Martínez González se enmarcará en la Agrupación de Mujeres Antifascistas de Ontinyent, de la que también formará parte su hermana Rosario. En aquellos momentos en Ontinyent había otra organización política de mujeres, Mujeres Libres, vinculadas al movimiento anarquista. Durante la República en paz (1931-1936) se crea, bajo el paraguas del PCE la organización “Mujeres contra la Guerra y lo fascismo” para después denominarse “Agrupación de Mujeres Antifascistas”.  Se trata de una organización femenina antifascista que como apunta Mary Nash, fue la más importante, formando un frente común, que tomara protagonismo al iniciarse el golpe de estado  fascista contra la II República, a pesar de que antes ya estaba presente en el movimiento político y feminista en el estado español, apoyando en el Frente Popular en las elecciones de 1936.[5]

Mis investigaciones me han llevado a la localización de documentación conservada al AMO, donde se identifica a una mujer que participó, en 1938, en la constitución del Comité Local del Frente Popular de Ontinyent, que junto a un hombre, representaban el PCE. Esta mujer no formó parte del posterior comité y tenía por nombre a Consuelo Martínez, puede que fuese mi madre pero aún no he podido confirmar esta hipótesis[6].

La Agrupación de Mujeres Antifascistas de Ontinyent, contaba con unas sesenta mujeres afiliadas. Se encargaron de poner en funcionamiento la biblioteca popular creada en Ontinyent durante la República en paz, gracias a «las Misiones Pedagógicas». Al finalizar la guerra civil, parece que Consuelo no fue represaliada. No he encontrado ningún documento que lo acredito, a pesar de que Rafa, el mayor de mis hermanos, había escuchado decir que le cortaron el pelo al cero, una práctica común al finalizar la guerra civil y que sufrían muchas mujeres que habían tenido alguna significación o compromiso político durante la II República y durante la guerra civil. Maria Sanchis Mora[7]su cuñada sí que comentó que en muchas ocasiones le hicieron limpiar las escalas del juzgado sin ningún tipo de remuneración. También me explicó que un falangista del pueblo, un tal Cabedo, se encaprichó de una de las hermanas de Consuelo, circunstancia que parece le ahorró de algún que otro dolor de cabeza más.  Casualidades de la vida, revisando el expediente del sumario de mi tio Ismael, hay una declaración en su favor firmada por Jose Cabedo Puente, y que dice “Camisa vieja de la HECHO y de las Jons de esta Ciudad. Certifica que Ismael Martínez González, vecino de esta ciudad, en los primeros días del G:M:N, me facilitó uno salvoconducto para que huyera de este pueblo, toda vez que estaba perseguido de muerte miedo la canalla marxistas”[8] Quizás su mujer, Maria, estaba haciendo referencia a esta mismo falangista? De momento no lo sé, tal vuelta sea la misma persona pero hasta ahora habrá que dejarlo como otra hipótesis a resolver.

Es cierto que Rafael Torró Aleixandre, mi padre, nunca habló de esta faceta de nuestra madre, ni siquiera durante la etapa democrática. Será en la década de los años noventa del siglo pasado cuando en una conversación con un concejal del PSPV-PSOE de Ontinyent, comenta que la tradición política en mi casa venía de antiguo. Entonces después de repasar la trayectoria política, de mi hermano mayor y después la mía, añadió: “y tu madre en el Partido Comunista durante la guerra”. Para mí aquel comentario fue una sorpresa, nunca había tenido conocimiento de tal hecho. Era la primera noticia que tenía al respeto. Nadie lo había explicado en casa. A continuación, le pregunté a mi padre. Contestó que eso fue antes de casarse, todavía no se conocían. Nada más, ninguna respuesta a mi insistencia que no fuera la misma respuesta “esto fue antes de casarse”.

Los años han pasado, muchos testigos orales nos han dejado y aunque me esfuerce, no llegaré a resolver tantos interrogantes. Carmen Tarin decía que vio una foto de mi madre vestida de miliciana. Donde está esta foto? No he encontrado ninguno sumario, documento ni escrito donde diga cosa alguna de Consuelo Martínez González. De momento es todo un misterio. No tengo constancia ni documento alguno que pueda confirmar y acreditar que mi madre “tuvo mucha suerte de que en 1939 no la llevaran ante un pelotón de fusilamiento”[9].

Recuerdo las tardes, cuando volvía de la escuela, sentada en la mesa camilla del comedor, con la radio encendida, escuchando el programa de Elena Francis, a una monja que junto con mi madre, pasaban las tardes cosiendo, hablando o escuchando la radio. Durante estos años se involucró en Cáritas, a la parroquia de San Rafael, opción elegida por muchas mujeres para continuar su compromiso social. Mi madre murió el 4 de octubre de 1972. El más pequeño de sus seis hijos, tenía entonces 8 años y el mayor 26, de una familia de cinco hermanos y una hermana.

El único objeto que he podido encontrar perteneciente en mi madre, ha sido un pañuelo donde está bordada una bandera republicana y el texto “Para que no me olvides”. Este pañuelo me lo dio mi hermana Consue. Nunca me había dicho que guardaba esta joya. Sabedora de que yo estaba en busca de cualquier información sobre el pasado de nuestra madre, decidió que su hermano pequeño tenía que guardar aquel pañuelo. Un día en su casa, fue al armario que tenía al pasillo, de donde sacó el mencionado pañuelo y dijo; “esto es para tú”. Unos meses después mi hermana “Consue”, murió. En la actualidad el pañuelo  permanece expuesto en el aula de la II República que hay en la sede Universitaria de València en Ontinyent. No sé si es orgullo o tal vez la necesidad de saber y conocer el pasado de mi madre, de una mujer, militante comunista, que vivió la República en paz y la guerra civil. Solo disponemos de testigos orales y poca cosa más. Espero que en esta investigación, que todavía continúa, ponga un poco de luz en este viaje tan oscuro. Quizás Consuelo Martínez González conoció «las mamás belgas», todas ellas, incluyendo a mi madre, tenían en común su militancia comunista y que vivieron durante los tres años de guerra civil en Ontinyent.


[1] Archivo General e Histórico de Defensa.Sumarísimo 717V a Ismael Martínez González. Fecha del escrito 22 de febrero.

[2] Rosario Llin Belda. Entrevista realizada por mí el 28 de marzo de 2008.

[3] Manuel Gramage Terol. Entrevista realizada por Sven Tuytens y por mí en Ontinyent el 3 de noviembre de 2016.

[4] Maria Sanchis Mora. Entrevista Realizada por mí el 11 de octubre de 2000.

[5] Nash, M. Rojas. Las mujeres republicanas en la Guerra Civil. Taurus. 1999. p. 111.

[6] AMO. Correspondencia 1938. Exp. 24 de julio de 1938.

[7] Ídem.

[8] Archivo General e Histórico de Defensa. Sumarísimo 717V a Ismael Martínez González. Fecha del documento 26 de febrero de 1940.

[9] Tuytens, S. Las mamás belgas, El Mono Libre. 2010. p.35

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